Una nueva forma de escribir por culpa de internet
Internet está cambiando la forma de escribir. La rapidez del medio y el uso personal y desenfadado están provocando que se utilicen palabras y expresiones acortadas, amén de las incontables faltas de ortografía que podemos encontrar en el espacio digital.
Los periódicos siguen siendo escritos correctamente como las páginas oficiales y las webs corporativas.
Pero los blogs, los mensajes en Facebook y los emails están plagados de erratas, muchas de ellas escritas a propósito y otras inconscientemente.
Mención aparte merece Twitter, donde el propio programa nos obliga a reducir las palabras para ajustar el mensaje a los 140 caracteres obligatorios si no queremos escribir en varios tweets.
Por ejemplo, ¿quién utiliza ya el primer signo de interrogación al escribir una pregunta?
Se ha impuesto el modelo anglosajón de un solo signo al final de las frases interrogativas, algo lógico por otro lado, pues nunca quedó muy clara la utilidad del signo de apertura, ni siquiera entre los académicos de la Real Academia de la Lengua Española.
Otro ejemplo de mala escritura en Internet: la tilde, o acento ortográfico.
Siempre cuesta conocer con exactitud qué palabras llevan tilde en qué ocasión. Ha sido difícil de enseñar en la escuela, pero ahora resulta casi imposible.
La aplicación de intercambio de mensajes de texto Whatsapp y su antecesor en terminales móviles, los SMS, son los máximos exponentes de la escritura actual y errónea.
La mayoría de los usuarios alega rapidez y soltura al escribir un mensaje de texto, pero la falta de costumbre hace que esos errores ortográficos se vuelvan perennes en no pocos casos.
Los buscadores son otra de las causas de la mala escritura en Internet. Un buscador es una gran base de datos que hace coincidir el texto introducido por el usuario con lo que se encuentra en la Red.
Así pues, las conjugaciones casi desaparecen y podemos llegar a encontrar expresiones como “cochecitos bebe segunda mano” o “restaurante barato madrid” que nos mostrarán unos resultados más acertados que si escribimos la frase correctamente.
La solución: no dejar de lado la escritura ni la lectura para revisar constantemente las reglas ortográficas.